Quizás el acto más valiente de un líder sea depositar la confianza en su equipo. Todos hemos tenido malas experiencias en las que el equipo no nos ha respondido como necesitábamos. Pero… ¿y si he sido cómplice de crearlas? Veamos las tres claves en torno a las cuales gira la confianza y qué puedo hacer para mejorarla en mi equipo. Para que yo pueda confiar en alguien se tienen que cumplir tres condiciones: 1. Sinceridad. Si alguien no es sincero conmigo, ¿cómo voy a confiar en él?
Ahora, ¿me he preguntado alguna vez si he creado un clima propicio para la sinceridad? En mi equipo, ¿hay lugar para el No, o el No Sé? Donde hay miedo a las consecuencias de un No, un No sé, un No estoy de acuerdo o un Necesito ayuda, no puede haber sinceridad y por ende confianza. Lo que obtendré serán Sí´es por obligación. Luego me quejo de que mi gente no cumple. 2. Competencia. La respuesta a la pregunta de si la persona “sabe hacerlo”. Si le he contratado suelo suponer que sí. Pero me cercioro de que mi colaborador tiene todo lo que necesita a la hora de dar una responsabilidad o un encargo? Y de hacerlo, ¿se cumple el punto 1, es decir hay espacio para el No puedo, Dame más tiempo, Necesito recursos, Ayúdame a priorizar? Pregúntate también si hay lugar para la equivocación en tu equipo. Cuenta la historia que un ejecutivo cometió un error que le costó un millón de euros a la compañía. Ante la llamada del CEO, el ejecutivo le pregunta “¿Me va a despedir, verdad?”. A lo que contesta el CEO “Cómo te voy a despedir, ¡si acabo de invertir un millón en tu aprendizaje!”. El error se puede tomar como fracaso o como oportunidad para aprender. Si en tu equipo hay tolerancia cero a los errores, tu gente nunca podrá jugar a su máximo potencial. Pídele a tu equipo creatividad y establece con ellos mecanismos de seguimiento para minimizar el error. 3. Un histórico de cumplimiento. La credibilidad se construye con hechos, a lo largo del tiempo. Ahora bien, ¿conoces a alguien que durante años siempre ha cumplido al pie de la letra sus promesas, sin faltas ni retrasos? Yo tampoco. Entonces, si alguna vez me han fallado en un compromiso ¿no podré confiar jamás en esa persona? Todo depende de la forma. Las promesas se pueden revocar o renegociar. Pero nunca se deben romper.
¿Tu gente sabe que pueden llegar a revocar o renegociar los compromisos siempre que lo hagan a tiempo y con una buena razón? Porque de lo contrario, sencillamente se rompen. Peor para ti. Si en mi equipo consigo crear un clima de confianza a partir de estos tres puntos, podré delegar sin que me quite horas de sueño, y todos podremos ser más disruptivos y ambiciosos en nuestros proyectos y pasárnoslo bien en el proceso. Además, la confianza suele volverse recíproca: cuando yo deposito la confianza en mi equipo, es muy probable que ellos acaben confiando más en mi. Todo ventajas. ¿Qué opinas? ¿Algún punto con el que te gustaría experimentar?
3 Comentarios
21/9/2022 12:35:04 pm
Hola.
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Buenísima observación, Rodrigo. Porque efectivamente, si alguien no está "a bordo", no puede haber confianza. Al fin y al cabo somos tan fuertes como el eslabón más débil del sistema del que formamos parte.
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¿Qué convierte a una vida en una vida bien vivida? En este blog trato las claves que me voy encontrando en mi experiencia, en mi práctica de coaching y en mis clases y talleres. Sin un orden particular. Déjame tus preguntas y reflexiones en los comentarios. Archivos
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