Hay momentos en que un estilo directivo viene de perlas. Yo lo solía llamar repartir hostias: “tú haces esto, tú lo otro y lo quiero todo listo para las cinco de la tarde”.
Sin embargo, esto –salvo en momentos de emergencia o fuerza mayor- no suele ser la forma más indicada para coordinar acciones en equipo. Porque, ¿te has fijado que aunque te funcione bien en momentos puntuales, en el día a día la gente te falla, por muy directivo sea tu estilo? O quizás debería decir porque es muy directivo tu estilo… Como comento en mi post sobre la responsabilidad, un estilo directivo puede llegar a desmotivar y matar la creatividad. Porque seamos sinceros, ¿tú te motivas mucho ante un plato de figurativas lentejas? A la hora de poner en marcha un proyecto en equipo hay muchas fuerzas en juego. Si las conocemos y las manejamos bien, no sólo aumentamos las probabilidades de éxito en la ejecución, sino como efecto secundario se genera un clima de responsabilidad y motivación. Todas esas fuerzas se recogen en el ciclo de coordinación de acciones. Consta de 4 fases.
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Eres un directivo responsable. Tu equipo entrega calidad. Y tú das la cara por ello.
Así es fácil caer en la trampa de la responsabilidad 200%, en la que te haces cargo de las cosas que en realidad le corresponden a los integrantes de tu equipo. Por miedo a incumplir tu promesa de calidad. Yo lo he llegado a hacer. Pero me he dado cuenta de una cosa. Tu gente es adulta, completa y responsable cuando le dejas. Ahora, si les privas de su responsabilidad, no sólo te haces con algo que no es tuyo. También privas al mundo de su creatividad. |
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¿Qué convierte a una vida en una vida bien vivida? En este blog trato las claves que me voy encontrando en mi experiencia, en mi práctica de coaching y en mis clases y talleres. Sin un orden particular. Déjame tus preguntas y reflexiones en los comentarios. Archivos
Agosto 2021
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