POST INVITADO En este post invitado Sara Morte hace un repaso de su experiencia con el coaching. ¡Gracias por tu generosidad, Sara! Compartir siempre me ha parecido una actividad muy loable y, por eso, quiero compartir mis conclusiones después de haber tenido el lujo de participar en un Coaching Ejecutivo. ¿La vida me maneja a mí o llevo yo las riendas de mi vida? Si la respuesta es la primera opción, hay que ponerse ya manos a la obra… no debemos esperar ni un momento. El comienzo fue desgranar cada pedacito de cómo pienso y por qué, cómo actuó y por qué; además de analizar lo que me ayuda o me aporta con el fin de encontrar el camino para darle sentido a mi día a día. En resumen, tener la capacidad de mirar desde otro prisma o perspectiva mi situación (inútil es intentar cambiar el sistema o situación en ocasiones). Y lo más importante, tener la capacidad de tener las herramientas necesarias para poder elegir y decidir cómo quiero manejar mis valores, sentimientos y algo más tangible, las vivencias diarias de mi vida profesional y personal. Comencé siguiendo las siguientes claves: 1. Comprometerme a cambiar mi situación, a salir de mi “zona de confort”. Mi primer paso para poder tener resultados positivos fue estar comprometida y esforzarme en interiorizar en mi misma. ¿Cómo actuó?, ¿cómo me hablo a mí misma?, ¿cómo hablo a las demás personas que forman parte de mi vida y de mi día a día? La vorágine diaria en la que estamos envueltos, a veces, no nos dejar pensar y actuar; por eso, el esfuerzo de comprometernos y querer cambiar es decisivo y fundamental. Una vez, comprometida a esforzarme, listé los objetivos que quería conseguir. Estos que listo pueden servir como ejemplo:
2. Analizar y escucharme con detenimiento me ayudó a descubrir mi “Esencia”. “Escuchar” es una práctica, me atrevería a decir, poco habitual y sin embargo; considero que es una de las mejores vías de aprendizaje que he podido descubrir. Escuchar cómo me hablo, cómo me trato a mí misma. ¿Valoro las acciones buenas que hago?, ¿tengo en cuenta el trabajo bien hecho o la ayuda que aporto a los demás? Esta parte del ejercicio me permitió entender que si no nos tratamos con paciencia, cariño y amabilidad a nosotros mismos, ¿por qué lo van a hacer los demás? En ocasiones, mi comportamiento habitual se acercaba más a la “Exigencia” y de ahí, que siempre me hablaba desde esa perspectiva. Eso me provocaba nerviosismo y estrés continuo. Traté de analizar, e incluso de probar durante unos días, si era capaz de hablarme desde el punto de vista de la “Imperfección” (http://www.claudiavanverseveld.com/blog/maldito-perfeccionismo). Con esta práctica fui capaz de identificar mis errores y tratarlo como una mejora continua. Ser capaz de hablarme desde la oportunidad de aprender y cuando alguien me diera su opinión, considerarlo un regalo y beneficiarme de él. El lado opuesto a este comportamiento sería castigarme internamente por mis errores y bloquearme en situaciones de estrés y miedo. Por otro lado, en ocasiones me sentía atacada, decepcionada y frustrada porque había recibido una crítica y mi comportamiento se balanceaba hacia la “Reacción”. Llegué a la conclusión de que la situación que tenía no la podía cambiar, sin embargo, sí la manera de vivirla y cómo encontrar las claves para manejarla. A partir de ahí, todo fue hacerme preguntas sobre aquellas situaciones que no me agradaban o que me generaban estado de miedo, mal estar, angustia, prisa… En definitiva, situaciones que me enturbiaban mi día a día. Y listé todas aquellas situaciones o comportamientos propios que me molestaban y que no me dejaban encontrar la “Paz”. La transparencia y la frescura en mi comportamiento diario me ayudaron a entender que mi familia, amigos y compañeros de trabajo podían aprender más de mí y yo de ellos. Existía una mayor conexión de equipo, un alto grado de compromiso e incluso un reparto de responsabilidades. Mi comportamiento estaba marcado por la “Excelencia” ante situaciones en las que anteriormente primaba la “Exigencia”. Hacer el ejercicio de comportarme de una manera “Excelente” ante situaciones en las que mi comportamiento habitual era la ‘Exigencia’ me permitió vivir una experiencia de cambio óptimo. “Si siempre haces lo que siempre has hecho siempre obtendrás lo que siempre has obtenido”, Mike Ferry. Después de este análisis, entendí cuál era mi comportamiento, cómo me hablaba y no me gustaba; y lo que quería conseguir y tener. Bien, pues me faltaba lo más importante: cómo hacer esa ‘liaison’ de lo que ‘soy’ a lo que ‘quiero ser”. ¿Qué me diferencia del resto? ¿Cuál es nuestra marca personal o profesional? (http://portaldelcoaching.com/coach/claudia-van-verseveld/) (www.ladiferencia.es). Una tarea complicada para mí fue materializar “lo que soy” y “lo que quiero ser”. Un ejercicio que me funcionó fue recortar fotos e imágenes de revistas o periódicos que me transmitían algo positivo en mí, es decir, que me llamaban la atención sin atender a la razón ni el por qué. Una vez que las tenía clasificadas, las categoricé de la siguiente manera:
Así, me fui acercando un poquito más a lo que “tengo y soy” e incluso me dio pistas de “lo que quiero ser y no soy”. Me parece fundamental valorar y potenciar las actitudes y aptitudes que tenemos; además de la experiencia que, como se dice por ahí, es un grado. Mi conclusión es que el hecho de que no haya descubierto mis talentos, no significa que no los tenga. 3. Soñar “Mi Realidad”. Comencé a crear en mi mente mi escenario ideal en un futuro próximo. Pero, no una imagen idealizada, traté incluso de buscar físicamente el entorno, las personas que me rodeaban, qué me hacía sonreír cuando lo veía en mi mente. Es decir, soñar dentro de “Mi Realidad”. 4. Copiar a “Mi Referente”. Pude hacer realidad mi situación ideal copiando lo que sea o de quién sea para ser y hacer lo que me gusta, permitiéndome acercarme cada más a mi realidad soñada. Para copiar algo o a alguien, necesité buscar un referente en mi vida. Cuando tengo una situación complicada, pienso ¿cómo actuaría “mi referente”? El cambio se produce cuando copio al que consigue sus objetivos y consigo reinventarme… A esto le llamo yo ‘copiar a la Bestia’ haciendo referencia a Emilio Duró. Se trata de una metodología que me ayudó a alcanzar mis objetivos, a crear hábitos saludables y, en definitiva, a hacer que mi vida fuera mejor: “Design Thinking”. Algunas técnicas muy útiles para mí han sido las siguientes:
Trabajar este comportamiento de manera voluntaria durante meses y ser consciente de que esa manera de gestionar mi día a día existe, además de la que normalmente solía tener; me ayudó a tener la capacidad de “Elegir”. Lo importante fue conceptualizarla, hacerla mía y ser consciente de que hay otras maneras de manejar mi vida. "Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto; es un hábito". - Aristóteles. Sara Morte Bernardo. Desde 2004 y hasta la fecha Sara ha sido Directora de Reingenieria de Procesos y de Proyectos de Transformación e Implantación en el Grupo Santander. En un futuro muy próximo comenzará un nuevo reto profesional.
2 Comentarios
Deja una respuesta. |
Autor
¿Qué convierte a una vida en una vida bien vivida? En este blog trato las claves que me voy encontrando en mi experiencia, en mi práctica de coaching y en mis clases y talleres. Sin un orden particular. Déjame tus preguntas y reflexiones en los comentarios. Archivos
Agosto 2021
Categorías
Todo
|