Seria, segura de si misma, con respuesta para todo, un poco altiva, intimidante y autoritaria en ocasiones… Así se porta una persona con marca personal fuerte, pensaba yo. Sí. Al principio de mi carrera creía que había que actuar de una determinada forma para tener una marca personal fuerte en el mundo corporativo. Me fijaba en mis jefes y pensaba que era así como había que posicionarse. Al fin y al cabo ellos habían llegado a ser jefes. Serios, seguros de si mismo, con respuesta para todo, un poco altivos, intimidantes y autoritarios en ocasiones… Ese para mi era el modelo a seguir en el mundo de los negocios. Y así fue como me empecé a perfilar lo más parecido posible a él. Por las mañanas, al llegar al trabajo, me ponía en modo “consultora perfecta” con respuesta para todo. Seria, segura de mi misma, y hasta me han llegado a decir que intimidaba en ocasiones. Sí, sí, yo. Luego tuve un jefe diferente. Me enseñó que hay otra forma. Que se puede ser jefe sin ser intimidante, profesional sin tener respuesta para todo, y seguro de ti mismo sin ser tan serio. Y es más, la persona con la que he trabajado más a gusto y quien ha sacado lo mejor de mi, ha sido Simon. El inglés más británico que el té con scones, a la vez que más español que la tortilla de patatas. Un profesional con escuela, que me enseñaba, me inspiraba y motivaba, me dejaba espacio para hacer y equivocarme y me hacía reír con sus chistes traducidos literalmente del inglés, o cuando apretaba sus nalgas desnudas contra la pared acristalada de nuestras nuevas y relucientes oficinas, omitiendo sonidos de mono encerrado.
Y empecé a preguntarme: ¿dónde está el secreto de una marca personal fuerte? Y poco a poco me fui dando cuenta: Ya tienes una marca personal fuerte. Está dentro de ti. Más o menos guardado detrás de la máscara del buen profesional, del ejecutivo agresivo, de la superwoman, según cada caso. La marca personal no puede ser sólo una proyección de lo que pretendes representar. Eso sería como un barniz barato: rascas un poco y todo ese brillo se va. Tu marca personal no puede tener como objetivo “vender” una cosa que en realidad no eres. Porque el precio de hacerlo acaba siendo altísimo, y lo terminas pagando tú, en forma de cansancio supremo (imagínate la cantidad de energía mental que necesitas para pretender ser algo que no eres), conflictos de valores, malestar profundo, desilusión y a la larga hasta burnout. Porque piensa por un momento: ¿Para qué sirve una marca personal? ¿Para parecerte cada vez más a tu jefe y ganar lo que gana él o ella? ¿O para causar mayor impacto positivo en este mundo, marcar una diferencia, aportar un valor único y apreciadísimo a los demás y sentirte realizado y feliz por ello? En esa definición, ¿cómo sería una persona con una marca personal fuerte? En mis talleres surgen términos como: auténtica, coherente, constante, con confianza en si misma, ilusionada, feliz, y con el foco en los demás en vez de en si misma, porque “te hace sentir importante”. Es curioso como todos ya sabemos que ser auténtico tiene mucho peso en el éxito de tu marca personal. Pero parece que nos resulta más fácil u oportuno fingir. Sin embargo, la autenticidad siempre tiene mayor impacto que lo pretendido. Cuentan por ahí que el legendario poeta y cantautor Leonard Cohen, famoso por sus melodías tristes con letras desgarradoras, al inicio de su carrera componía y tocaba temas alegres. Porque pensaba que nadie iría a escuchar a un tío triste. Al ver que su carrera no despegaba, le pidió consejo a un monje budista. Éste le pidió que le tocara algo. Y al finalizar, tras un largo y sonriente silencio le dijo: “Leonard, you should play more sad”. Deberías tocar más triste. Y es entonces cuando nació la leyenda. Moraleja: Deja de intentar proyectar la imagen perfecta. Sé ese ser humano complejo y multidimensional que ya eres. No hables sólo de tus logros y éxitos. Atrévete a compartir más de tus retos, tus miedos, tus equivocaciones y tus aprendizajes que te han hecho lo que eres hoy. Cuando te atreves a mostrarte como eres, cuando eres auténtico y honesto, conectarás de verdad con las personas. Una alumna de uno de mis talleres recientes lo ilustró muy bien. Ella trabaja como autónoma, y había practicado la modalidad de marca personal de “vender una imagen”. Hasta que no pudo más, y en una ocasión rompió a llorar delante de un cliente. Lo describió como su pesadilla hecha realidad; un escenario que jamás se hubiera imaginado que le ocurriera: Llorando y sincerándose delante de un ¡CLIENTE! En el taller ella compartió lo que le había pasado a partir de ahí. La reacción de su cliente, lejos de ser de rechazo, fue una de comprensión y la relación con su cliente cambió de una relación meramente mercantil a una empática. En lugar de ubicarse enfrentada al cliente, ahora se siente al lado del mismo, trabajando para conseguir objetivos comunes. Adivina el efecto en su bienestar en el trabajo, en su efectividad, en la fidelización del cliente y en su nivel de facturación. Dirás “ya, pero no todos mis clientes van a reaccionar así”. Cierto. Pero si lo piensas, los que no reaccionan así, quizás no sean tu cliente natural. Quizás les pueda servir mejor otra persona. Y quizás tu combinación única de talentos, gustos, actitud y valores y tu forma de hacer las cosas son más apreciados por otro tipo de cliente. Lo bueno de todo es que no hace falta llegar al punto de romper a llorar. Puedes empezar hoy. Mostrándote un poco más. Pasito a pasito. Mostrándote más vulnerable, sólo un poquito. Compartiendo algunos de tus retos con tus clientes, compañeros, jefes. Revelando sólo un poco más de tu imperfecta humanidad. Y observa qué ocurre. Porque como dice Leonard Cohen en Anthem: “Olvídate de tu oferta perfecta. Hay una grieta en todo. Es así como entra la luz”. ¿Te atreves a aflojar las gomas de tu máscara? Pregunta de reflexión: ¿Dónde estoy proyectando una imagen demasiada perfecta que no corresponde del todo con la realidad? ¿Y si mostrara un poco más mis emociones, retos, sueños, y preocupaciones… qué efecto tendría sobre las personas con las que trabajo? ¿Y sobre mi?
37 Comentarios
María Francisca García Ruiz
25/6/2019 02:01:36 am
Reflexionando sobre esto me doy cuenta de que, quizás por mi edad, cada vez me pongo menos máscaras. No me preocupa mostrar mis sentimientos, deseos, preocupaciones.....
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Gracias por tu comentario María Francisca. Y además, de alguna manera les damos permiso a las personas que nos rodean a hacer lo mismo. A pesar de la cultura del "el que pregunta el último es el más listo". Cambiará en la medida que seamos capaces de liderar con el ejemplo.
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Diana
11/10/2019 12:27:10 am
Me reconforta leer esto. Siempre he sentido que el hecho de no "llevar la máscara" podía ser más una defecto que una virtud.
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Muchas gracias por tu comentario Diana.
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Isabel
11/10/2019 02:24:58 am
Estoy de acuerdo con el comentario de que segun cumplimos años al mismo tiempo aprendemos a quitarnos mascaras y a "soltar lastre" o desahogarse en situaciones que antes quizás nos callaríamos. Con esto no quiero decir que nos convirtamos en personas mas impertinentes o intolerantes con según que cosas con los demás sino, todo lo contrario, pienso que pequeñas cosas del día a día, parar a pensar en un momento dado o escuchar a un amigo, un compañero, un hijo, enfadarse, reconciliarse, etc; ponernos en la situación del otro por un momento e intentar solucionar el problema juntos, exponiendole tu punto de vista desde la calma pero con valentía, pese a que sepas que lo que le vas a decir no le va a gustar..., poco a poco nos convierte en personas sin máscaras y autenticas con los demas y con uno mismo.
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NOELIA
14/10/2019 04:54:27 am
Al empezar a leer la historia me he acordado de cuando empecé a trabajar,.. primero tuve un jefe mas serio, era mas controlador con sus empleados, en el departamento no habia buen ambiente, habia mas tensiones xq habia que sacar el trabajo y los objetivos eran ascender.. Hace 6 años cambie de jefe y es totalmente como dice la historia, mas cercano, se pone en la piel de los trabajadores cuando hay problemas, hace equipo, no hay mascaras ni competencias, hay buen ambiente, bromas, ambiente mas relajado... Mi jefe dice que cada uno en el área tenemos nuestro rol siendo cada uno de su propia manera de ser...
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Laura
4/11/2019 07:37:07 am
Desde que empezamos a estudiar, y más aún en la universidad, nos pedían con frecuencia elegir alguna personalidad que nos hubiera marcado, alguien que nos inspirase, que nos sirviese de modelo a seguir.
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Claudia
4/11/2019 09:12:53 am
Laura, me encanta cómo defines los valores. Y sí, nuestros valores deberían marcar nuestra definición del éxito. Que efectivamente es diferente para cada uno de nosotros. Gracias por tu reflexión!
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Juan
7/1/2020 10:57:02 pm
Muy buen texto. Yo aprendí (eso creo yo) a quitarme la máscara, a "soltarme el pelo" en el trabajo hace años, y desde entonces creo que me fueron mejor las cosas dentro de la empresa. Estoy de acuerdo que en este mundo (en general), se valoran las personas auténticas, sin máscaras. Después, se congenia más con unas personas que con otras; eso es inevitable.
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Juan, me encantará que nos cuentes tu experiencia el día que nos veamos. Comprendo tu reto. Y te ayudaremos a encontrar formas para gestionar tu nueva situación, desarrollando una relación de cercanía desde la distancia y en otro idioma. Porque en el fondo, nuestra Esencia habla Esperanto ;)
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Silvia
14/1/2020 02:49:46 am
Yo al igual que al principio de la historia, en mi trabajo tenía un jefe más serio e intimidante y esto provocaba que no estuviera segura con lo que hacía.
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Silvia! Estoy de acuerdo contigo en que esto de mostrarme como soy es un camino. Y seguramente además de tener un ambiente más propicio para mostrarte como eres en la actualidad, tú también habrás evolucionado y te atreves cada vez más a ser tú misma. Nuestro premio: la ilusión y felicidad en el trabajo! Y en nuestras vidas :)
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Sara
27/1/2020 08:45:52 am
Pude comentarlo durante el curso, tuve la suerte de tener un director que "empujaba" a "fallar". Impulsaba al agente a hacer, a cometer rápido los errores para poder aprender y corregir de manera dinámica y aprender de ello. Creo que esto, es algo que consiguió plantar la semilla, y ayudo a perder los miedos a cometer errores.
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Sebastian Dominguez Cruz
3/3/2020 12:51:33 am
En general yo nunca he proyectado una imagen perfecta o cuasi-perfecta de mi; en mi caso me considero una persona sencilla y nunca he entrado en estas cosas ni he tenido intención de hacer esas cosas.
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Sebastián, gracias por tu comentario. El hecho de que nunca tuviste la necesidad de complacer, habla mucho de ti: enhorabuena, porque no es lo habitual. Y en cuanto a la confianza y las emociones o la vulnerabilidad, en el segundo día del curso descubrirás herramientas que espero te sean muy útiles para conectar con las personas de todo tipo. Que lo disfrutes mucho!
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Javier Ojeda
3/3/2020 04:40:19 am
En el mundo laboral, dependiendo de la cercanía o no de las personas con las que colaboro, es posible que la proyección de una imagen parcial sea posible. Conforme las relaciones en este ámbito maduran, el que aparezcan emociones suele ser más habitual.
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Inmaculada
3/3/2020 08:24:34 am
Intento ser fiel a mí misma. Voy por mi propio camino. Nunca me preocupó hacer una pregunta "tonta" y me muestro con la mayor naturalidad posible. Al fin y al cabo, la personalidad de cada uno termina saliendo, no voy a engañar a nadie y menos a mí misma.
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Paz
14/5/2020 05:07:33 am
Al leer la historia, he pensado en mi historia profesional, donde ha habido buenos jefes y otros no tan buenos.
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Gracias por tu comentario, Paz. Totalmente de acuerdo en tu diagnóstico de que las personas con máscara actúan desde el miedo, y por tanto surten el efecto contrario al que pretenden. De alguna manera tenemos "antenas" para detectarlo, verdad?
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Jose
13/11/2020 12:44:15 am
Cuando he leído la reflexión que haces sobre que entendías sobre un buen jefe, me he visto a mi mismo en el inicio de mi carrera profesional. Debe ser una persona autoritaria, algo distante, que manda sólo con la mirada,... Pero conforme he ido trabajando he encontrado mi propia definición de lo que debe ser. Los puntos principales sobre los que debería pivotar (que no pilares porque debe poder moverse) son liderazgo y que sea capaz de hacer llegar a sus subordinados más lejos de lo que ellos llegaron. Esto último me lo enseñó uno de mis jefes, aunque desgraciadamente no se aplicaba la lección.
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Gracias por tu comentario, Jose. Esto de la "homegeneidad y experiencia única del cliente" daría para una interesante reflexión sobre cultura y valores, y en qué medida debe haber una cierta solapación entre mis valores y los corporativos. Yo creo que somos nosotros los responsables de elegir empresas que estén alineadas con mis valores. Habitualmente, la gente entramos en las empresas por currículum, y salimos por valores.
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Carolina
6/4/2021 03:48:33 am
Hace tiempo que me quité esa máscara... hoy soy así, cada día un poquito más yo, más autentica... pero ese viaje me costó y me sigue costando trabajo... mucho trabajo...y dejar a un lado muchas cosas que creí que eran para mi y en realidad, no lo eran...
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Carolina! Me encanta tu comentario. Has hecho una observación interesante: la autenticidad no es un camino exento de dolor o decisiones difíciles. Como no lo es ningún otro camino. Lo que sí creo es que el camino de la autenticidad nos trae mucha más satisfacción y un mayor sentido de realización profesional y personal. Y espero que también sea tu caso!
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Beatriz
14/4/2021 01:36:37 am
La verdad creo que nunca he sido una persona que ha intentado aparentar algo que no es, tal vez porque eso me han enseñado, pero también pienso que inconscientemente, tal vez, en alguna ocasión intentamos aparentar algo que no somos. Mi moraleja de todo esto es, que querer ser algo que no se es, te hace infeliz. Hay que aceptar y querer lo que se es, sin querer conquistar el mundo con apariencias, porque al final todo se desmorona.
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Samuel
7/5/2021 06:12:57 am
El año pasado hice un curso de Liderazgo donde me quedé con un lema: No se puede ser mejor líder que persona.
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JAVIER
15/11/2021 12:29:38 am
Ser o intentar ser alguien que no eres, es un camino que considero que no te llevará a buen puerto. Para desarrollar todo nuestro potencial laboral y humano, es más fácil cuando no perdemos el tiempo en intentar ser alguien que no somos.
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Claudia
16/11/2021 09:22:28 am
Está claro que en esto de pretender se nos va mucha energía productiva, creativa, que tan bien empleada estaría en hacer de este mundo un lugar un poquito mejor, verdad?
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ELENA
15/11/2021 04:10:03 am
Pienso que la diversidad es positiva en cualquier grupo de personas.
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Claudia
16/11/2021 09:27:44 am
No puedo estar más de acuerdo Elena: reservar las energías para crear y construir! Y aunque parece que últimamente el viento de la diversidad esté a favor, en última instancia, eso es responsabilidad nuestra. Ganas de conocer tu experiencia mañana :)
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Alfredo Villarroya
16/11/2021 07:39:05 am
En mi caso, con la edad y experiencia vas aflojando las mascaras. Al principio, con los primeros trabajos. quizás por la inseguridad e inexperiencia, quieres proyectar una imagen perfecta y rígida. Depende del puesto te haces valer con métodos no muy ortodoxos y que entran en confrontación con compañeros y colaboradores , pero poco a poco vas aprendiendo, te muestras mas empático y aquí es donde ves que el camino correcto es la empatía, el conocer a las personas el intentar avanzar junto a ellas en lugar de contra ellas, escuchando y colaborando en vez de enfrentando.
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Claudia
16/11/2021 09:33:57 am
Está claro, Alfredo, que la edad es un grado en esto de aflojar máscaras, y mostrarnos más vulnerables, empáticos y auténticos. Y por lo que leo, a ti te ha ido bien con eso ;)
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¿Qué convierte a una vida en una vida bien vivida? En este blog trato las claves que me voy encontrando en mi experiencia, en mi práctica de coaching y en mis clases y talleres. Sin un orden particular. Déjame tus preguntas y reflexiones en los comentarios. Archivos
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